martes, 10 de junio de 2008

INTERVENCIÓN SOCIOEDUCATIVA EN LA INADAPTACIÓN SOCIAL

CARME PANCHÓN IGLESIAS PEDAGOGÍA•

INTRODUCCIÓN

Quiero agradecer la oportunidad que me brindan al participar en este Congreso compartiendo un conjunto de reflexiones sobre las respuestas que actualmente se están ofreciendo desde los diferentes sectores de la intervención socioeducativa, en un momento en el que es necesario replantearse la efectividad de los servicios orientados a ayudar a la infancia y a la familia en situación de dificultad y/o conflicto social.

Es una realidad que vivimos en una sociedad desigual. Las diferencias en algunas situaciones son escandalosas y chocan frontalmente con los derechos reconocidos en diferentes normativas vigentes. La mayor parte de las actuaciones de los/las profesionales de la intervención socioeducativa se centra en el trabajo con niños y niñas, chicos y chicas que se encuentran en una situación de desventaja social y como su familia no puede asumir y cumplir con sus funciones básicas, entran en contacto con las instituciones de control social. La desventaja social es la consecuencia de la desigualdad de oportunidades o, lo que es lo mismo, la desigualdad social.
La problemática que gira en torno a la intervención socioeducativa obliga a la sociedad a dar una respuesta que tendría que ser preventiva y compensadora. En primer lugar esta respuesta se da desde una perspectiva legal. Una sociedad refleja en sus leyes el ideal que espera conseguir para todos sus miembros y se articula de tal manera que sirve para corregir las desviaciones y favorecer el cambio en el sentido deseado. Así pues podemos tomar de las leyes los principios que éstas explicitan para dirigir las acciones de las administraciones públicas.

Estos mismos principios han inspirado la acción de forma esporádica y más o menos desordenada los han incorporado diferentes grupos, colectivos y personas que no han podido quedarse pasivas ante situaciones sociales difíciles.

Estos principios, y otros derivados de ellos, fundamentan la actuación de la intervención socioeducativa, se tendrán que tener presentes y ayudarán a construir un soporte teórico que ordene desde una perspectiva científica y una visión pedagógica, todo lo que hace referencia a este tema.

INTERVENCIÓN SOCIOEDUCATIVA EN LA INADAPTACIÓN SOCIAL

El término infancia no ha tenido el mismo significado a lo largo de la historia. A nivel macrosocial, la situación de la infancia va tomando un corpus de reconocimiento, de mayor consideración hacia las necesidades y derechos de los niños y niñas respecto a ser protegidos, a ser escuchados, a expresarse libremente, etc. En nuestra cultura occidental se han producido transformaciones en relación con el concepto social de infancia, que vienen determinadas por los cambios de actitud de los adultos hacia los niños y las niñas. Cada sociedad concibe la infancia de una determinada manera que repercute en su sistema de formar y educar; por tanto, el enfoque y el tratamiento de las problemáticas de la infancia y de la adolescencia son el resultado de esta concepción.

Sobre todo es a partir de la Declaración de los Derechos de la Infancia, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 20 de noviembre de 1959, y de la firma de la Convención sobre los Derechos de la Infancia en la Asamblea General de 1989, que se reafirman legalmente los avances producidos en los últimos siglos y que han supuesto todo un cambio histórico. Este documento internacional ratificado por 191 países (curiosamente Estados Unidos es una excepción),reconoce explícitamente como “sujetos de derecho” a todos los niños y niñas. El texto citado representa la unificación y el control de los derechos de la infancia en un marco internacional, ya que los países que han ratificado la Convención de los Derechos de la Infancia han de incluir en sus leyes la obligación de protegerla de los malos tratos, la tortura, la explotación laboral, la pena de muerte, etc. Estos países se tendrán que someter a un comité formado por diez personas expertas que vigilarán y examinarán los informes elaborados por los gobiernos y desarrollarán una serie de funciones que aparecen bien explicitadas en los artículos 43, 44 i 45 (parte II) de la Convención.

Cada sociedad tiene una concepción de la infancia que repercute en su manera de formar y de educar; por tanto el enfoque y el tratamiento de la problemática de la infancia y de la adolescencia inadaptada es el resultado de esta concepción. Actualmente, tanto las familias como la sociedad en general aceptan la necesidad de protección y dedicación que requieren los hijos y las hijas. Algunas formas de sufrimiento infantil (malos tratos, abusos, abandono...) a pesar de que aún no han desaparecido totalmente, se persiguen y socialmente no se toleran.

A pesar de todos los derechos que establece la normativa legal vigente (es esta legislación adecuada, es efectiva, se produce laxitud en su cumplimiento) y de las políticas de protección a la infancia y a la adolescencia, las situaciones de desprotección y de explotación de menores siguen produciéndose

Se debería hacer un análisis exhaustivo de cuáles son los factores que propician (pobreza, la desintegración familiar, falta de formación...) y cuáles pueden ser las alternativas para afrontarlas y, sobre todo, para prevenirlas. Para conseguir una prevención eficaz, además de la existencia de unas leyes que protejan los derechos de la infancia han de existir unas políticas de soporte que incluyan tanto medidas económicas como programas de formación y colaboración familiar.

La pobreza infantil se deriva de la no posibilidad de atender, tanto por parte de la familia (falta de medios económicos, poca estabilidad, falta de apoyo emocional, carencia de cuidados,..) como por parte del Estado, las necesidades mínimas de alimentación, vivienda, higiene, salud y educación. De esta situación de pobreza se desencadenarán otras situaciones de explotación, como la explotación laboral y la sexual, y otras situaciones donde la violencia física o verbal son el lenguaje habitual de relación de muchos chicos y chicas de la calle. Estas criaturas son víctimas del hambre, de la falta de hogar, del analfabetismo, de las enfermedades, del problema de la droga, instalándose en la calle y haciendo de ésta su casa, su trabajo, su vida, intentando sobrevivir a su etiqueta. Estas situaciones carenciales afectan tanto a nivel físico como psíquico. A largo plazo las consecuencias psicológicas de este tipo de experiencias que acabamos de mencionar, producen un profundo daño emocional que en la mayoría de los casos se traduce en respuestas conductuales y en una gran dificultad para establecer vínculos de confianza con las personas. Una de las preguntas indispensables para formular en voz alta es ¿qué tipo de medidas ponen los Estados para promover la recuperación física, psíquica y social de todos los niños y niñas que se encuentran en una situación de abandono?

La familia es un marco de relación en el que las personas establecen los primeros contactos y afectos, tanto positivos como negativos. Ésta constituye una estructura social básica fundamental, es el primer agente de socialización de los niños y niñas y, por tanto, tendría que ser el primero en garantizar sus derechos.

En todas las culturas, y a pesar de todas las variaciones que ha sufrido la familia, es la principal agencia de socialización durante la infancia. A medida que el niño/a crece otros grupos formales e informales se añadirán como agentes de socialización: guardería, escuela, medios de comunicación, parientes, grupo de pares, etc.

La familia es un grupo, el primero con el que se encuentra el ser humano, que le confiere al niño/a su primera identidad personal y social, la autoevaluación, la autoestima y el marco de referencia normativo. Si la familia no funciona como una unidad afectiva y económica suministrando un marco de referencia claro para el individuo, éste no interiorizará bien las normas y valores sociales, ni los insertará en un contexto claro, originándose así trastornos de conducta (Montero, 1979; Panchón, 1995).

Es difícil contextualizar el término familia ya que no existe un modelo único y universal, los valores que atribuye la sociedad a las funciones y al papel de la familia difieren de una cultura a otra. No se puede hablar de un modelo único de familia pero se puede considerar universalmente la familia como una institución social básica. La familia constituye el punto intermedio entre el sujeto y la sociedad, es un instrumento importante para mantener y transmitir valores culturales, esquemas de comportamiento, patrones relacionales, expectativas sociales, etc. En nuestra sociedad existen diferentes modelos familiares, incluidos bajo un mismo rótulo de familia, que se pueden encontrar en diferentes contextos sociales y territoriales, en la actualidad podemos hablar de: familia biparental, familia monoparental, familia pluriparental, familia homosexual, familia de un solo miembro, familia extensa o familia extensa modificada.

La Convención de Derechos de la Infancia en su preámbulo contempla que cada niño o niña para el pleno y armonioso desarrollo de su personalidad ha de crecer en el seno de una familia, en un ambiente de amor, de felicidad y de comprensión. Califica a la familia como un grupo fundamental de la sociedad y un medio natural de crecimiento y de bienestar de todos sus miembros y en particular de las criaturas.

Es importante remarcar que si la familia es insustituible como lugar óptimo para la crianza y la formación de la personalidad de los niños y de las niñas, entonces se ha de potenciar directa e indirectamente con ayudas y programas de soporte, para evitar que pequeñas situaciones de angustia o de crisis desencadenen procesos, la mayoría de las veces, irrecuperables a posteriori. Es imprescindible una intervención preventiva con las familias. La tarea de prevención es sumamente importante en edades infantiles y juveniles, acompañada de una intervención educativa, entendida la educación como respuesta cualitativa a las problemáticas sociales. Una intervención educativa a tiempo y acorde con las necesidades reales de los individuos. La educación y el entrenamiento de las familias en diferentes habilidades normalizadoras son la clave para que, desde dentro, puedan cambiar las situaciones problemáticas a partir de sus propios recursos.

Cualquier aspecto o conjunto de factores que provoque un desequilibrio, una disfunción o una rotura, introduce dentro del sistema familiar sufrimiento que afecta a todos sus miembros pero especialmente a los más pequeños/as. Hay familias que presentan un conjunto de factores que las predispone a formar parte de lo que se denomina “familias en situación de riesgo”. Estas familias parten de una situación de desventaja social que plantea dificultades para poder superarla dado que sus componentes acostumbran a presentar déficits en su formación, en sus aprendizajes y, al mismo tiempo, un potencial de cambio limitado. Estas familias, con una determinada estructura, pueden desarrollar unas dinámicas generadoras de situaciones específicas y provocar efectos adversos sobre sus hijos e hijas.

La intervención socioeducativa con menores de estas características aporta, normalmente, alternativas de “suplencia o de substitución familiar” temporal o definitiva. Se suspende la patria potestad de los padres y se toma el relevo cuando por determinadas circunstancias que afectan al subsistema parental, se consideran incapacitados, administrativa y judicialmente, para poder desarrollar las funciones de progenitores.

De numerosas investigaciones se desprende que los obstáculos a la igualdad de oportunidades se suelen sintetizar en tres factores que son: la familia, la escuela y el entorno.

Como hemos señalado hay determinadas estructuras y dinámicas familiares generadoras de situaciones específicas de riesgo para los niños y las niñas que son:
• Familias con problemáticas de negligencia o abandono: en numerosas ocasiones nos encontramos que para las funciones parentales de cuidado, protección y control, los padres no disponen de habilidades concretas para poder desarrollarlas en la educación de sus respectivos hijos e hijas. Por tanto, estas funciones parentales, o se abandonan completamente o se delegan a otros miembros del sistema familiar o se delegan fuera de la familia. Se expone a los/las menores y jóvenes a situaciones que ponen en peligro su integridad física.
• Familias con problemáticas de abusos sexuales (intra-extra familiar): se encuentra como forma más frecuente de abuso sexual el incesto entre padre hijo/as. También la del sujeto abusador externo a la composición familiar per vinculado relacionalmente con la familia. Se califica de abuso o sometimiento sexual cuando se obliga a la criatura o se le induce a satisfacer el deseo sexual de otra persona.
• Familias con problemáticas de malos tratos (físicos, psíquicos o emocionales): la estructura y la dinámica familiar en estas situaciones acostumbra a ser una mala utilización del poder del subsistema parental hacia el subsistema filial. Se utiliza el poder de manera coercitiva. Se califica de maltrato físico cuando se hace uso de la fuerza que daña, hiere o mata. El maltrato psíquico o emocional puede ser activo o por falta de un contexto afectivo. Hay presión o temor.

Muchas de estas familias que se encuentran en algunas de estas situaciones son familias multiproblemáticas dado que las circunstancias son fruto de la combinación de muchos factores. Las familias multiproblemáticas se caracterizan por la presencia simultánea en dos o más miembros de conductas inadaptadas estructuradas, estables en el tiempo, graves, con dificultades para pedir ayuda externa, cambios inestables, dependencia respecto de los profesionales y/o servicios, muchos profesionales y muchos servicios a su alrededor, con respuestas fragmentadas y descoordinadas, acaban “haciendo su juego” y su gran riesgo es “la cronicidad”, entre otros.

La educación y el entrenamiento de las familias en diferentes habilidades normalizadoras son la clave para que desde dentro, puedan cambiar las situaciones problemáticas a partir de sus propios recursos.

Actualmente el modelo de intervención familiar que se prioriza más, desde una óptica de intervención socioeducativa, parte de la perspectiva ecosistémica, resultado de la unión de la teoría ecológica de Bronfenbrenner (1987) y de la teoría sistémica de Bertanlanffy (1968). El modelo ecosistémico prioriza la familia inmersa en diferentes entornos y todas las relaciones interpersonales que interconectan constantemente el sistema familiar y estos entornos.

Por tanto bajo esta perspectiva, la acción se orienta hacia:
• el sistema familiar para fomentar sus competencias, habilidades y capacidades tanto individuales como de todo el sistema
• los contextos ecológicos de la familia para establecer/fortalecer las redes sociales que ayudan al desarrollo tanto individual como de todo el sistema

El foco de intervención socioeducativa se centra en todo el grupo familiar y en sus contextos de relación y considera que tanto la familia como el entorno tienen sus propios recursos para solucionar problemas. Este planteamiento por una parte, orienta a que la intervención del conjunto de profesionales ha de potenciar y optimizar estos recursos y por otra, amplía los agentes de la intervención familiar para trabajar desde la transdisciplinariedad como desde la transinstitucionalidad.

Como aspectos favorables hacia el modelo ecosistémico podemos afirmar que permite poner más esfuerzos hacia el trabajo preventivo, con una evaluación familiar que muestra una necesidad de intervención y que la decisión sobre el diseño de la intervención será la mejor respuesta a las necesidades que se muestran a partir de esta evaluación, integrando otras perspectivas o modelos si se requieren.

El proceso de ayuda se ha de centrar en las necesidades que presenta la familia, tanto a nivel individual como de grupo, teniendo en cuenta los derechos de las personas y la mejora de sus condiciones de vida, actuando desde la transdisciplinariedad y desde la transinstitucionalidad. Desde el Consejo de Europa y en los últimos años (1994,1996,1999) se recomienda a los diferentes Estados europeos que incorporen en sus políticas de infancia la actuación de las administraciones hacia:
• La prevención
• La participación
• La protección de la infancia en sus contextos de desarrollo: familia, escuela y sociedad.
En este sentido los equipos de profesionales que tienen que llevar a cabo la intervención familiar en la etapa del proceso de ayuda, con el planteamiento gradual de los objetivos y alternativas, intentan (Panchón y Freixa, 2000):
• No separar: evitar la separación de los miembros de la familia, invirtiendo en recursos materiales y humanos en la prevención real de las situaciones de riesgo. También el primer objetivo de las administraciones en la protección a la infancia y en la defensa de los derechos de las personas consiste en desarrollar la prevención, se trata de estar ahí cuando aparecen “las primeras grietas”. Los programas de colaboración a partir de alternativas complementarias y la formación en hábitos para mejorar las habilidades, tanto para poder desarrollar correctamente las funciones parentales como para mejorar la relación entre los miembros de la familia, son imprescindibles para mantener un equilibrio y desarrollar sus potencialidades como sistema.
• Separar provisionalmente: cuando no se puede evitar la separación, se separa y se intenta que ésta sea provisional y ofreciendo alternativas de continuidad en el ciclo vital de la persona, siguiendo las orientaciones que se desprenden de los principios normativos. La separación con previsión de retorno implica el trabajo real con todos los miembros que posteriormente se volverán a reunir desde la transdisciplinariedad como desde la transinstitucionalidad. Para conseguir este objetivo se requiere un desarrollo de los programas de suplencia familiar que tienen que ver con la formación y selección de familias idóneas para acogimiento familiar, así como los que tienen relación con los recursos residenciales.
• Separar definitivamente: si no es posible el retorno al sistema familiar de origen, el planteamiento es proponer una separación definitiva lo más rápidamente posible y lo menos traumática para sus miembros, especialmente para las criaturas. A partir de programas de formación-selección de familias se puede contar con una cartera de familias adoptantes idóneas para cada caso específico. En los casos en que ninguna de las situaciones mencionadas pueda ser viable, y según las edades, se pueden desarrollar programas de autonomía personal, programas que integran simultáneamente acciones formativo-económicas encaminadas para dar soporte a la emancipación.

El papel del sistema escolar es fundamental para la igualdad de oportunidades, contra la exclusión social y la lucha contra la pobreza. Desde el ámbito escolar se ha de trabajar al máximo para conseguir la autonomía personal que permita a los individuos acceder a los recursos sociales normalizados. La educación es una gran arma para luchar por la igualdad de conseguir, en principio, el mismo derecho a la educación. A través de la educación se puede desarrollar o recuperar la autoestima y el reconocimiento de cada uno como persona; el derecho a la información adecuada; al libre desarrollo de su personalidad; al reconocimiento de sus propios intereses; a defender los valores de igualdad, de solidaridad y de respeto.

En relación con el entorno destacaremos que la desventaja social tiene una localización geográfica. El urbanismo constituye un elemento de desigualdad social.

Estos chicos y chicas tienen todo el derecho a tener ilusiones, formación, alegría, juegos.

En definitiva se plantea una metodología de intervención socioeducativa, desde una perspectiva tanto transdisciplinar como transinstitucional, que tendría que responder a preguntas como las que se presentan a continuación y que nos pueden servir para intentar plantear un debate al respecto:
¿Ante cualquier intervención, qué se necesita?
• Conocimiento de la realidad
• Creer que esta realidad es susceptible de cambio
• Identificar aspectos preventivos
¿Dónde se producen estas situaciones/conductas que demandan la intervención?
• Quiénes son estas personas
• Es evitable esta situación
• Cuál es la respuesta social
• Quién se encarga de dar esta respuesta
¿Cuáles son las respuestas?
• Preventivas
• Correctivas
• De exclusión
• Adecuadoras
• Acordes con las necesidades reales

¿Cómo tendrían que ser? ¿Cuál es el nivel de responsabilidades? ¿Nivel de responsabilidad pública? ¿Nivel de responsabilidad de los profesionales?

Los/las profesionales de la intervención socioeducativa desarrollan su tarea dentro del conjunto de servicios que desde las administraciones se disponen para atender las problemáticas sociales. Es importante que los/las profesionales pongan en marcha habilidades y destrezas para poder afrontar y transformar los diferentes conflictos que surgen facilitando a las personas con las que trabajan que resuelvan por ellas mismas y creativamente situaciones de la convivencia cotidiana.

Se ha de replantear la efectividad de los servicios orientados a ayudar a familias en situación de dificultad y/o conflicto social y esto requiere mejor política y profesionales suficientes y adecuados donde la educación sea el eje fundamental para la promoción personal y social. Para llevar a cabo un proyecto de estas características hacen falta profesionales con una buena formación, motivación, compromiso, solidaridad, una tipología adecuada para responder a las necesidades del presente y unas buenas condiciones de trabajo.

Conmemorado recientemente el 50 aniversario de los Derechos Humanos y celebrando en el presente año el 10º aniversario de la Convención de los Derechos de la Infancia, la gran contradicción es que existen derechos, pero estos derechos no llegan a todas las personas. En este sentido, si se pretende conseguir un proyecto social de calidad para el futuro resultan indispensables tres premisas:
• Que todos los derechos, la plena democracia llegue a ser realidad para todas las personas, desarrollando políticas de igualdad de oportunidades.
• Que la organización administrativa acompañe en los cambios. La administración ha de estar al servicio de los intereses generales. El interés general se satisface dando respuesta a los problemas de los ciudadanos y de las ciudadanas.
• Que se puedan desarrollar más investigaciones sobre la infancia y la familia en general y, especialmente, sobre la infancia y la familia en situación de desigualdad socioeconómica, facilitando a los equipos de investigación el acceso a los datos básicos para la realización de estos estudios.

BIBLIOGRAFÍA
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Bertalanffy, L. von (1968). Teoría general de los sistemas. Fundamentos, desarrollo, aplicaciones. México: FCE.
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